domingo, 1 de marzo de 2015

Interacciones (Parte I)

Las vivimos siempre, a veces no las identificamos tan fácilmente pero nuestra condición como ser humano nos lleva a ser creadores de interacciones o a solamente formar parte de ellas. Pueden ser de la índole más simple hasta de las más complejas e inexplicables.
        
Interacción: yo y mi cuerpo
A finales de mayo del 2014 me mudé a Monterrey, N.L. a experimentar una nueva etapa de mi cuento personal y junto con ello decidí comenzar a exponer mi cuerpo a otros estímulos que no fuesen una silla, un escritorio y una computadora. Así, mis días se convirtieron poco a poco en total dance hysteria y a la par comenzaron a surgir cuestionamientos, lesiones e inseguridades. ¿Cómo una mujer de 31 años quiere empezar a danzar y hacer lo que se dé la gana en la vida, si al momento del calentamiento mi falta de flexibilidad se exponía cuando mi split y squat se quedaban atorados como pirámide de Teotihuacán a punto de derrumbarse? Bueno, mi orgullo de treintañera ante las miradas de las damiselas y varones de 19 años sólo lograron que me lesionara varias veces e intentara abortar la idea de continuar con mi entrenamiento. 

   Imágen de Igaku-Shoin, 1978

Mi condición de mujer curiosa me llevó a indagar y documentarme en una gran cantidad de foros, artículos y videos sobre flexibilidad en adultos, lo cual no fue fructífero del todo hasta que me topé con el principio de “interacción”, que en este caso correlaciona nervios y músculos desde el cerebro hasta las piernas, pasando por las vértebras y la cadera. ¿Qué tiene que ver el cuello con que yo haga un split de 180 grados o no? ¿Qué tiene que ver que tenga un mal día en la oficina o que haya sufrido un evento de mucha tensión con que pueda o no contar con la suficiente elasticidad para desempeñar cualquier disciplina que demande de este requerimiento? Respuesta: todo interacciona y mucho. El problema no es muscular sino que va de la mano con el grado de tensión que la mente le otorga a ese músculo.  

Como cualquier persona en mi situación, al principio pensé que era una más de las mal gastadas frases de yoguis de occidente, pero al darme cuenta del mundo que hay detrás de cuestionamientos tan elementales como del funcionamiento de nuestro cuerpo, comprendí que la cantidad de investigaciones dedicadas a diseñar estudios y debatir sobre temas de salud física y mentales no eran en vano. Fue así que desde hace meses me inicié en la magnífica auto exploración de las conexiones que mis piernas puedan tener con mi espalda, mi cadera o mi humor, dando como resultado que cada vez más mi mundo interior se  vuelva “el gran enigma y el libertador”… Y sí, después de meses de rutinas trabajando en la relajación de estas interacciones, ya tengo split de 180 grados en la pierna derecha, vamos a ver por qué la pierna izquierda se resiste tanto al cambio, ¿no que muy izquierdosa pues?

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